El 26 de noviembre de 2007, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaro el 20 de febrero el Día Mundial de la Justicia Social.
La finalidad de esta celebración es reivindicar los valores del contrato social para mantener la voluntad de equidad e igualdad de oportunidades para todas las personas.
Sus defensores sostienen que promover el trabajo decente y una agenda de globalización justa centrada en los derechos fundamentales, las oportunidades de empleo, la protección social y el diálogo social constructivo entre gobiernos, empleadores y trabajadores es clave para situar la justicia social en el centro.
Entre las propuestas para promover la justicia social se incluyen la mejora de una gobernanza inclusiva y eficaz del trabajo, la garantía de oportunidades de empleo y aprendizaje permanente, la reforma de las instituciones para lograr resultados más justos en el mercado laboral y la ampliación de la protección social a lo largo de la vida de las personas. Para ello se aboga por un enfoque integrado en todos estos ámbitos.